Elaboración
El pergamino de
escritura se fabricó y usó regularmente en el mundo latino, Bizancio y el
Próximo Oriente durante la Edad Media, y llegó al norte de Europa con la
expansión del cristianismo. Los primeros testimonios conocidos de su
fabricación se encuentran en dos colecciones de recetas técnicas conocidas como
Compositiones Variae y Mappae Clavicula, escritas en los siglos
VIII, IX y X d. de C., respectivamente.
Estos dos recetarios representan dos tradiciones de un arquetipo que se puede
remontar por los menos al siglo IV y muchas de sus recetas tienen sus raíces en
épocas clásica o anterior.
Según esas fórmulas, las operaciones básicas para
fabricar el pergamino de escritura eran la maceración de la piel en un baño de
cal, raspado por los dos lados con cuchillo especial, secado y alisado. Como
elementos básicos del procedimiento podemos añadir la extracción de la capa
epidérmica de la piel y el secado bajo tensión.
El método se mantuvo prácticamente idéntico
durante la Edad Media y en los siglos posteriores, por lo que las recetas
medievales se consideran representativas en ese aspecto.
Los monasterios fueron los productores casi
exclusivos de pergamino en los primeros siglos medievales, aunque poco se ha
escrito sobre el abastecimiento del material a todos los centros donde se
escribían documentos de archivo, que eran muchísimos, desde las cancillerías
reales, episcopales y señoriales hasta las iglesias y las curias locales.
El testimonio más antiguo de un escribano que
manifestaba ser también el responsable de la elaboración del pergamino procede
del monasterio de San Gall, Suiza, y es un lugar común de los manuales de
paleografía el dibujo de los escribanos y miniaturistas trabajando en el
escritorio de la abadía de San Salvador de Tábara, al norte de Zamora,
conservado en un códice del Apocalipsis de Beato fechado en el año 970.
Los copistas de libros y los escribanos de
notarías y de curias públicas debían ejecutar normalmente alguna operación
preparatoria, antes de escribir en el pergamino, como repasar el alisado con
piedra pómez, cortar las piezas a la medida deseada, coser los eventuales
desgarros y, especialmente en el caso de los textos librarios, marcar con un
compás (punctorium) los puntos de la
guía de las líneas de pauta destinadas a conseguir la correcta alineación de
escrito. El alineamiento o pautado de líneas, que también se puede encontrar en
algunos diplomas solemnes, se hacía directamente sobre la hoja de pergamino o
sobre dos o más hojas apiladas, por medio de un punzón y una regla, algunas
veces en seco y a menudo con coloración a base de ceniza o plomo.
La calidad del pergamino dependía en buena medida
del control cuidadoso del proceso de secado, que se retardaba en verano
humedeciendo la piel y se aceleraba en invierno mediante la aplicación de
carbonato de calcio en polvo. La cal facilitaba el desprendimiento de la grasa
y blanqueaba la superficie.
Bibliografía
Puig, Pere (2008). Los
pergaminos. Qué son y cómo se tratan. Gijón: Trea
Aquí puedes leer la 1° parte https://lizgallegos-elartedehacerlibros.blogspot.com/2019/12/que-son-los-pergaminos-i-parte.html
Aquí puedes leer la 2° parte https://lizgallegos-elartedehacerlibros.blogspot.com/2019/12/que-son-los-pergaminos-ii-parte_30.html
Aquí puedes leer la 3° parte https://lizgallegos-elartedehacerlibros.blogspot.com/2020/01/que-son-los-pergaminos-iii-parte.html
Aquí puedes leer la 4° parte https://lizgallegos-elartedehacerlibros.blogspot.com/2020/01/que-son-los-pergaminos-iv-parte.html#more
Aquí puedes leer la 5° parte https://lizgallegos-elartedehacerlibros.blogspot.com/2020/01/que-son-los-pergaminos-v-parte.html
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